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MARÍA,                                          madre, mujer valiente 
        por Olimpia Colón                                      Aponte
        
María de niña fue muy juguetona                                    pero formal y seria. Esto les suena contradictorio. ¿Qué cómo                                    se puede ser juguetona y a su vez formal y                                    seria? Pues sí se puede, porque ella                                    era alegre por naturaleza, le gustaba correr                                    por los campos y hacia el río cuando                                    iba en busca de agua. 
      Para María la vida era reír y correr y de paso hacer                sus tareas. Desde pequeña se le había enseñado                que la vida es alegre. Eso no quiere decir que María no                sabía que había problemas alrededor de ella. Sí los                había pero ella sabía que todos tenían solución.                Ella sabía que eran eventos malos que pasarían, situaciones                que podrían arreglarse. Como otros niños esperaba                que las personas mayores resolvieran todos los problemas en paz,                sin peleas entre si y con mucho amor sentarse a comer.
      Así fue la vida de María y todos los niños                de esa época. Solo que María desde joven notaba que                había que ayudar más a las personas de mayor edad                como los abuelos, y los enfermos, en estos casos ella era formal                y seria, por que estas eran situaciones de seriedad.
      Un día que ella corría hacia el río, con su                cántaro a buscar agua se encontró con una anciana                que apenas podía recoger el agua del río, menos iba                a poder cargar el cántaro con agua. María se detuvo                y le preguntó; -¿no tiene hijos o hijas que le puedan                ayudar ya usted no está para estos trabajos? La señora                que se llamaba Arlyn le dijo que solo vivía con su esposo                enfermo y que sus hijos estaban en aldeas lejanas. 
Como                María tenía tiempo le lleno el cántaro de                agua, como era una joven fuerte llevo el cántaro de doña                Arlyn con el suyo y fue a la casa de doña Arlyn. Tuvo que                parar muchas veces por el camino porque doña Arlyn no podía                andar tan ligero, se fatigaba. Pero en cada parada María                le cantaba una canción o le narraba un suceso jocoso para                que a doña Arlyn se le hiciera el camino menos penoso y                más corto. Una de las canciones que más cantaba María                era la siguiente: 
  Oye mi sol... como corre el río..., 
    Oye mis flores... como cantan los pajaritos..., 
    Oye mi viento... como suenan las hojas...,
    No olviden todos que Dios nos ama.
    Oye mi sol… Oye mis flores… Oye mi viento
    No olviden todos que Dios nos ama, dulce amor.
      Así pausaba y oía cada nota de la naturaleza, por                que sabía que Dios estaba en todos los lugares tan hermosos                que ella recorría.
      Cuando llegaron a casa de doña Arlyn ella notó con                el cariño que ésta trató a su esposo enfermo                y la alegría en sus ojos cuando la vio. Parecía que                para don Carlos había entrado un rayo del sol al llegar                a su lado doña Arlyn. María los contempló por                un rato y pensó que el amor en el matrimonio debería                ser siempre así. Sacrificio, ternura y unión de seres                que se necesitan pero se aman como un rayo de luz en la naturaleza,                que a la vez que la calienta, le da la energía para vivir.
      María se despidió de doña Arlyn y don Carlos                pensando seriamente que algún día sería mujer                y quería amar así y cuidar o ayudar a todos los enfermos                y personas necesitadas. Que bueno era sentir la paz del amor correspondido.
      A pocos días después de ese encuentro María                fue escogida para ser la madre del niñito Jesús.                Ya María era toda una mujer, sabía hacer las cosas                del hogar, ayudaba en las compras, lavaba la ropa, ayudaba en la                crianza de algunos niños en la aldea y del cuidado de los                animales.
      Estaba con su prima Isabel cuando el ángel Gabriel le anunció que                sería madre. Fue una revelación hermosa, pero le                preocupaba a su familia, ¿quién sería el padre?                fue escogido José, el carpintero de Nazaret.
      María sabía que su hijo sería el rey entre                los hombres, y sabía que su hijo sería hijo de Dios                en la tierra. Se fue con José porque temían por la                vida del niñito que iba a nacer.
      A los pocos días de viaje José se dio cuenta de lo                valiente que era María. Pasaron por desiertos y tormentas                de arena, no fue fácil protegerla. Solo andaban con una                mula. Hubo momentos que se les enfrentaron animales peligrosos                como una serpiente, pero María nunca perdió la calma. 
      María y José iban de aldea en aldea cantando por                el camino, admirando los pequeños insectos en la arena,                las aves grandes que de vez en cuando pasaban sobre ellos. ¡Qué mucho                disfrutaban cuando encontraban un oasis, en medio del desierto                ! 
      María, ya con la carga de un niño por nacer, recordaba                su infancia y corría por el oasis, cantaba dando gracias                a Dios por cada estadía que habían tenido en el camino.                Ella cantaba y cantaba dando vueltas con las manos en el aire:
  Gracias, Dios mío por el sol, por                              el aire,
    Gracias, Dios mío por la luna y las estrellas 
    que de noche nos guía y nos mece.
    Gracias, Dios mío por su amor
    que me cuida y me protege.
    Gracias, Dios mío. Gracias… 
      De momento se le acercaron dos niños, Francisco y Daniela,                la cogieron de la mano y siguieron cantando.
  Gracias, Dios mío por el amor de mis                              padres,
    Gracias, Dios mío por los amigos que tengo                              y el
    lugar que ocupan en mi vida.
    Gracias, Dios mío por su luz 
    de protección que nos guía.
    Gracias, Dios mío. Gracias…
      Cogieron a María de la mano y la llevaron a conocer a su                madre que también esperaba un bebé. Bayana, su madre                se alegró de verlos venir, había que tener cuidado                con las personas que se conocían en los oasis, pero de verla                Bayana noto que María era una mujer especial. Francisco                era un niño de seis años y Daniela tenía cuatro                años, los dos jugaban continuamente uno con el otro. Los                dos niños ayudaban a sus padres y más aún                a su madre. Los dos querían un hermanito pero sabían                que había que cuidar a la madre que esperaba un bebé y                por eso se sentían más importantes ayudando al padre                a coger el agua para el viaje. Cuando vieron a María tan                contenta cantando y esperando un bebé sabían que                su madre le gustaría conocerla y así fue.
      Bayana le preguntó su nombre y vio como José ya había                conocido a Marcos el padre de Daniela. José se dio cuenta                que al joven aún le faltaba experiencia en el manejo de                los animales que llevaba y en la preparación de los alimentos.                Fue un intercambio de conocimientos entre dos familias que se acababan                de conocer pero en el cual reinaba una gran alegría por                la llegada de los nuevos bebés.
      María aprovechó para preguntar a Bayana sobre algunas                dudas que tenía del comportamiento que debía tener                en el momento del nacimiento del niño. Bayana le contestó como                una madre que se encontraba con una amiga de la infancia y le dijo: 
      - Como madre lo más importante que debes tener en tu 
      momento cuando llega el aviso es orar, Dios siempre nos
      acompaña en estos momentos y se que será más                la ayuda
      contigo. 
      - Ser madre es el momento más importante en la vida
      de cada mujer que pueda serlo, no todas podemos
      tenerlos como tú o yo, hay otras que son madres de
      crianza, pero son madres.
      - Madre es, alimentar, cuidar, proteger y sobre todo darles
      amor en cada sonrisa en cada gesto de ternura, en cada
      momento importante del niño estar aquí, como cuando
      están enfermos o no pueden dormir por que también                ellas
      se preocupan y tienen sus problemas.
      - Madre es ser comprensiva sin esperar nada a cambio.
      La madre perdona y ayuda a sus hijos en ese camino tan
      difícil del crecimiento, en una etapa de su vida que no
      entienden por que los adultos se comportan de tal o cual
      manera.
      - La madre debe comprender que los niños quieren jugar
      pero también quieren ser escuchados y tomados 
      en cuenta cuando se decide algo sobre ellos. Es siempre 
      bueno oír lo que opinan, hay niños que les es indiferente 
      las decisiones de sus padres otros no. 
      -¡Escucha siempre, saca tiempo!
      - Especialmente en el momento de dormirlos, ora con
      ellos, enseñarles a reclamar a Dios y al ángel de                la
      guarda. 
      - Tiernamente arrópalos y bendecidlos, siempre recordaran
      ese momento en su vida. Es el verdadero momento de
      amor entre la madre y sus hijos, luego con ese recuerdo
      criaran a los suyos.
      María y Bayana se abrazaron como si se hubieran conocido                toda una vida. Se despidieron por que era la hora de cenar y al                otro día muy temprano cada una iba por caminos diferentes.
      María le contó a José sobre la experiencia                tan bonita que había tenido. María se sintió más                fuerte aunque José nunca dudo de la valentía de su                joven esposa. No era fácil para una mujer embarazada recorrer                el desierto, y a veces caminar a pie para dejar descansar a la                mula, pero María era una mujer valiente que trataba de ir                con José a la par por el camino y no quejarse de dolores                ni otros malestares que son propios de la mujer que espera un bebé.                Ella sabía que si preocupaba a José se tardarían                más.
      Cuando llegaron a Belén, María sintió que                el bebé quería nacer. Fueron de posada en posada                pidiendo albergue pero no había cabida. Hasta que llegaron                a la Posada de don Ildefonso, él tampoco tenía cabida                en su posada, él noto que María estaba en espera                de un bebé y que estaba a punto de nacer. Don Ildefonso                les ofreció un lugar en su pesebre. Así sola entre                la mula y el buey a la medianoche, nació el niñito                Jesús. José con el niñito en los brazos le                dijo María ahora eres madre y como lo había pensado                Dios te escogió por ser mujer valiente. 
      Terminando de decir estas palabras, en el silencio de la noche,                una estrella que estaba sobre el pesebre brillo con tanta intensidad                que un rayo cubrió a los tres recibiendo así la bendición                de Dios esta sagrada familia.
  
  
  
  ¡GLORIA EN LAS ALTURAS HA 
    NACIDO EL NIÑO REY!
      Gracias le doy a mi madre María                                      Aponte
        y a mis hijos Héctor y Nelson López Colón,
        a Arleen y Chiro mis compadres,
        a mi sobrina Barbara y Francisco Rivera por éste 
        hermoso regalo. 
Podesta Cuenta. La función continúa.
Proyecto ganador de una BECA a la Creación del Fondo Nacional de las Artes
  
Talleres literarios y de escritura para chicos y grandes en Pablo Podestá - Tres de Febrero.
Otros espacios literarios en los que trabajo: AALIJ y Revista Miradas y Voces de la LIJ - SADE 3F - Microscopías 
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